
Es cierto que hay niños que les cuesta mucho pasar del pecho o el biberón a la cuchara, sin embargo, otros se harán rápidamente con el cambio. Los padres se cuestionan mucho por qué ocurre esto y en ocasiones hasta llegan a dudar de sí mismos, pensado que es que ellos están haciendo algo mal. A todos los padres que les ocurra esto les diremos que se tranquilicen, que es más habitual de lo que ellos piensan, y dejen de sentirse culpables porque no es porque lo estén haciendo mal.
Los bebés nacen con el reflejo de succión, y es por eso que tanto el pecho como el biberón es algo que les es muy fácil y para lo que apenas se tienen que esforzar. Sin embargo, al pasar a la cuchara tienen que hacer un poquito más de esfuerzo, dado que tienen que tragar la comida en lugar de succionar y tienen que aprender a hacerlo. Todos los bebés pueden hacerlo y están preparados para ello, sin embargo, a algunos les cuesta un poco más que a otros y por eso hay que darles tiempo para que se acostumbren.
Decálogo para que el cambio a la cuchara no sea “un suplicio”
- Respeta el tiempo que tu bebé necesita. Los pediatras nos dirán qué alimentos ir introduciendo y a qué edad. A algunos niños les costará más que a otros. Cada bebé es único e irrepetible, respeta su tiempo, pero tampoco debemos saltarnos las indicaciones de su pediatra.
- Introduce la cuchara de forma progresiva. Antes de empezar a darle de comer con ella es bueno que se familiarice con el objeto, que juegue con ella, que la chupe, que la coja con sus manos…
- Utiliza cucharas de silicona que son blanditas y no le harán daño en el paladar ni en las encías.
- Empieza poniendo muy poca cantidad y en la punta de la cuchara. Se trata de facilitarle el proceso y que vaya aprendiendo a tragar.
- Si ves que esto último le cuesta, puedes probar a darle un poco con el dedo y que lo chupe para que vaya aprendiendo a tragar.
- Recuerda que lo más importante siempre es nuestra actitud. Es fundamental no mostrarse nervioso, porque el bebé lo notará y no estará relajado.
- Si ves que es un momento que te genera mucha ansiedad, es mejor que pares antes, te tomes tu tiempo para relajarte (hacer algunas respiraciones profundas pueden ayudar a disminuir el nivel de ansiedad) y luego ya empezaremos la comida.
- Ten paciencia. El ritmo lo marca el bebé no tú. Hay niños muy comilones que tardan muy poco y otros con los que habrá que ir más despacio.
- No te enfades. Al principio no saben bien tragar y por eso tiran parte de la comida fuera, no lo hacen porque quieran fastidiar. De nuevo hay que tener paciencia y entender que es una parte del proceso.
- Proyecta siempre en positivo. Cuando a los bebés les cuesta comer es muy común que los padres teman cuando llega ese momento piensan que “otra vez será un suplicio”, “seguro que no va comer”, “vamos a tardar muchísimo”… estos pensamientos no ayudan, sino que nos predisponen en negativo, incrementan nuestro estrés y hacen que nos enfrentemos con miedo y como “vencidos” ante la tarea de dar de comer al bebé con cuchara. Sustituirlo por pensamientos del tipo: “es normal que tarde”, está aprendiendo”, “cada día mejora y lo hace mejor”, nos ayudarán a tener una actitud más relajada y estar menos tensos.
