¿Cuántas veces oímos hablar de la famosa “dieta blanda” y cuantísimas veces la aplicamos a lo largo de nuestra vida? Es la dieta que siempre oímos mencionar a nuestras abuelas y no hace falta ni preguntar porque la conocemos de sobra.

Principalmente la asociamos a un remedio para las gastroenteritis o a problemas de estómago, pero también podemos incluirla en nuestro día a día cuando queremos comer algo más suave por algún otro motivo.

Normalmente la usamos para los pequeños de la casa, con un estómago quizá más delicado. En este caso, los pediatras recomiendan no forzar al niño y que éste coma a demanda. Lo fundamental es que esté hidratado y que poco a poco vayamos introduciéndole los alimentos más suaves. Caldos y sopas es lo ideal. Si el niño comienza a tolerar los líquidos ya podemos pasar a darle poco a poco algo más sólido como pescado hervido y tortilla francesa sin aceite. Los yogures suelen estar recomendados siempre que al niño le apetezcan. Mientras no introduzcamos alimentos fuertes o especias, su estómago irá recuperándose.

Alimentos permitidos en una dieta blanda:

  • Pan
  • Cereales
  • Pescados suaves
  • Arroz
  • Huevos
  • Yogures

Algunos de los platos que puedes preparar para conseguir esa tolerancia digestiva son: Sopa de arroz, puré de patas casero, lenguado al horno y puré de calabacín. Cocinar siempre los alimentos al vapor, al horno o a la plancha.

Siguiendo estos pasos conseguirás que poco a poco el niño vaya asimilando los alimentos, que esté hidratado y no pase hambre.

La dieta blanda no se utiliza sólo para paliar la gastroenteritis sino también es necesaria en niños o adultos con problemas estomacales, úlceras, gastritis, colitis, estreñimiento, diarrea o después de una cirugía.

CharHadas

CharHadas

Comunidad de mamás que colaboran y comparten experiencias

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Carrito

Back to Top