
Con el alumbramiento, comienza una nueva etapa que, especialmente en los primeros momentos, se caracteriza por las dudas sobre el correcto cuidado del bebé. Una de las más habituales es sobre su primer baño.
Durante los dos días siguientes a su nacimiento, para mantener la higiene del bebé bastará con limpiar cuidadosamente su carita, los pliegues de la piel y la zona que cubre el pañal con una esponja vegetal y agua templada. Evitar bañarlo estos primeros días ayudará a que su piel madure y se adapte al nuevo entorno. Pero transcurrido este tiempo, el baño se convertirá en algo importante que debemos hacer que resulte una experiencia agradable. Lo conseguiremos con unos sencillos consejos.
¿Cómo bañar a un Bebé correctamente?
El baño recuerda a los bebés el bienestar que tenían en el útero materno, por lo que les resulta reconfortante. Preparar bien el primer baño del bebé ayudará a vencer los miedos. Lo podremos realizar entre los 7 y 15 días después del nacimiento, preferentemente una vez que se produzca la caída del cordón umbilical para evitar posibles infecciones en el ombliguito. Así pues, comenzaremos por reunir antes de comenzar todo lo necesario, como jabón y champú adecuados, toallas de algodón, ropa limpia, un peine o cepillo, cremas.
Preparar el agua
Una de las cuestiones que más preocupa a los padres primerizos es la temperatura del agua. Existe el miedo comprensible a quemarlos o a que pasen frío. Para la comodidad del bebé, el agua debe estar a una temperatura similar a la corporal, es decir, entre los 36 y 37 grados. Podemos sumergir el codo o la parte inferior de la muñeca para comprobar que es así, o utilizar un termómetro de baño para asegurarnos. También es importante que la temperatura de la habitación sea cálida, en torno a los 25 grados.
Comenzaremos por desnudar al niño, envolverlo con una toalla y, antes de introducirlo en la bañera, lavaremos las orejas, los ojitos, su cabecita y secaremos su pelo suavemente. Ya en la bañera, continuaremos lavándolo de arriba abajo y sin frotar, comenzando por su abdomen y continuando con la espalda, la zona del pañal, las piernas y finalizando con los pies. Tras enjuagarlo bien, lo pondremos sobre una toalla y lo secaremos con cuidado, dándole pequeños toques con ella y asegurándonos de secar muy bien los pliegues de la piel. Lo hidrataremos con cremas aptas según su tipo de piel y, para finalizar, lo vestiremos adecuadamente, cuidando de no cubrir el cordón umbilical con el pañal u otras prendas.
Más que una cuestión de higiene
Al margen de la higiene necesaria, el baño es un momento íntimo en el que padres y bebé establecen un contacto especial que refuerza su vínculo afectivo. Un ambiente confortable en el que se prodiguen las caricias y los mimos, sonreírle y hablarle con dulzura contribuirán a que así sea.
De repente… mi bebé tiene miedo al baño
- Hay ocasiones en las que, sin un motivo aparente, bebés que antes disfrutaban del baño ahora le tienen un miedo horrible. La causa de este súbito cambio puede estar en algo que nos ha pasado desapercibido, como una sensación de ahogo al enjuagarlos, escozor en los ojos por el jabón, agua más caliente de lo normal… Para encauzar esta situación, hay pequeños cambios que podemos ir introduciendo paulatinamente:
- Pon en práctica estas ideas
- Cambiar la bañera pequeña por una grande. Modificar el lugar en que lo bañamos, puede cambiar su conducta.
- Enjuagarle la cabeza pasándole agua limpia suavemente con las manos en lugar de utilizar el chorro de la ducha.
- Hacer que se sientan protegidos explicándoles con calma que no va a pasarles nada.
- Meterse con ellos en la bañera.
- Distraerlos introduciendo juegos en la bañera, como anillas de colores.
No se trata de introducir todos estos cambios de golpe, sino de ir probando cosas distintas hasta conseguir que desaparezca su miedo.
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