Patologías digestivas

Desde los primeros días tu bebé puede tener algún malestar digestivo o padecer alguna alergia. Te orientamos sobre las patologías más comunes para tu tranquilidad, centrándonos en cada etapa de tu bebé lactante.

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Cólico del lactante

bebe llorando mucho apoyado en antebrazo de su padre

El cólico del lactante es el llanto inconsolable del bebé de inicio súbito, durante la tarde-noche, es decir, que aún cogiendo al bebé en brazos, no se calma.

No todo episodio de llanto es un cólico. Aunque es una entidad muy frecuente, de hecho casi la mitad de los bebés menores de 4 meses lo han tenido, tiene unos criterios diagnósticos precisos. Denominamos cólico del lactante a las crisis de llanto en un menor de 4 meses y que además:

  • Dure más de 3 horas al día.
  • Ocurren al menos 3 días a la semana.
  • No afecta a su peso ni a su talla
  • Durante al menos 3 semanas.

¿Por qué se produce?

Actualmente no se sabe con seguridad, ni se ha identificado una única causa. Es por ello que decimos que es multifactorial.

¿Le puede pasar algo al bebé?

Definitivamente no. Cierto es que es muy difícil convivir con esas tardes o noches interminables de lloros con tu bebé aún tan pequeño, pero debemos saber que es un proceso benigno, limitado y que en el 90% de los bebés habrá desaparecido a los 4 meses.

¿Será estreñimiento, tendrá reflujo?

Si tu bebé llora por un estreñimiento o por un reflujo gastroesofágico será el pediatra quien mejor te oriente y te paute tratamiento si lo precisa. Pero lo que sí has de saber es que el cólico del lactante produce llanto sin existir una enfermedad de base asociada.

¿Qué puedo hacer?

Antes de nada debes tranquilizarte. El hecho que tú estés nerviosa, alterada y con evidentes muestras de ansiedad empeorará la situación. Tu bebé lo percibirá y llorará más aún. Lo primero que te has de repetir es que a tu bebé no le va a pasar nada.

A continuación puedes probar con medidas posturales como es ponerle boca abajo sobre tu brazo con la cabeza apoyada en la flexura del codo de tal manera que la barriguita descanse en tu antebrazo; balancearlo o hacerle masajes abdominales suavemente elevando las piernas.

Los probióticos, en concreto el Lactobacillus reuteri ha demostrado una disminución en el tiempo del llanto, aunque recientemente ha salido un estudio con un número limitado de pacientes, que no encuentran diferencias con el placebo. Algunos pediatras recurren a los probióticos porque aunque no es la panacea, algunos pacientes mejoran.

¿Y qué hay de la homeopatía?

Su uso está en aumento, aunque no se dispone de estudios con suficiente rigor científico que avalen su uso.

¿Y si le cambio la leche?

Cuántas madres recibo a diario en consulta contándome que han cambiado de leche 3 veces en una semana como medida desesperada para encontrar una solución. ¿Aceptáis un consejo? No cambiéis de leche a la ligera, no sin antes consultarlo con vuestro pediatra. Él es la persona que mejor os puede asesorar en cuanto a la composición de cada leche. De este modo evitaremos cambiar casi compulsivamente de marca sin terminar de encontrar una solución real.

¿Y si dándole lactancia materna suprimo de mi dieta la leche de vaca?

Esta medida sólo estaría justificada si así te lo recomienda tu pediatra porque sospecha una alergia a las proteínas de leche de vaca (mediada por Ig E o no mediada por Ig E). Cuando no hay ningún criterio clínico que lo sugiera, no estaría indicado que la madre restrinja su dieta de esa manera.

¿Y cuál es la labor del pediatra en estos casos?

Analizar meticulosamente los datos clínicos que nos contáis para así poder descartar otro tipo de patologías que no son cólicos, como puede ser una alergia a las proteínas de leche de vaca, un reflujo gastroesofágico, una invaginación intestinal o un estreñimiento entre otras.

Además, debemos apoyar, tranquilizar, calmar. Explicar que esto es un proceso benigno y limitado, es decir que terminará, muy probablemente antes de los 4 meses. Debemos evitar la frustración… no te frustres, no puedes hacer nada más que estar lo más tranquilo/a posible y coger a tu bebé en brazos hasta que ceda el dolor. Debes borrar cualquier signo de culpa o impotencia en tu rostro y recordar que el cuidador/a principal merece un descanso y un relevo.

Porque la vida si es compartida, es mejor.

Hasta pronto.

Dra. Lucía Galán Bertrand
«Lucía, mi pediatra», www.luciamipediatra.com

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