Patologías digestivas

Desde los primeros días tu bebé puede tener algún malestar digestivo o padecer alguna alergia. Te orientamos sobre las patologías más comunes para tu tranquilidad, centrándonos en cada etapa de tu bebé lactante.

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¡Ponle fin a las regurgitaciones y al estreñimiento de tu bebé!

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En los primeros meses de vida, para tu bebé todo es nuevo: el entorno, los sonidos, las formas, los colores… y, por supuesto, ¡la alimentación! Su cuerpo se tiene que adaptar a todas estas novedades poco a poco y, a veces, sufre algunos desajustes quepueden alarmarte. Las regurgitaciones son uno de estos achaques propios de su edad que hacen que parezca que tu bebé vomita todo lo que come. Sin embargo, por lo general, no suponen más problema que el tener que cambiar su ropa una y otra vez, a no ser que el pediatra determine lo contrario.

Las regurgitaciones del bebé se deben a que la válvula que impide que el contenido del estómago vuelva a su esófago no está lo suficientemente desarrollada todavía. Así que la comida rebosa por la boca del bebé al poco de terminar sus tomas o incluso unas horas después. A ese retorno del alimento al esófago se le llama reflujo gastroesofágico y, como explica la Asociación Española de Pediatría (AEP), “muchas veces queda en el esófago y apenas produce molestias”. Sin embargo, “en unos pocos bebés, el reflujo les provoca problemas de salud. En ese caso se habla de enfermedad por reflujo gastroesofágico”(1).

¿Cómo puedo saber si las regurgitaciones de mi bebé son normales o no?

Como siempre explicamos, el pediatra es la persona indicada para determinar si lo que tu bebé tiene son regurgitaciones o hay algún problema mayor. A modo de guía, según lo indicado por la AEP, te contamos cómo puedes hacerte una idea de si lo que le ocurre a tu pequeño tiene más relevancia de lo previsto.

  • Las regurgitaciones no son un problema si tu bebé sigue ganando peso, es decir, se está alimentando correctamente y las tomas no le suponen irritabilidad o intranquilidad.
  • Las regurgitaciones no son lo mismo que los vómitos. En las regurgitaciones el alimento rebosa suavemente, como una especie de babeo. En el vómito, sale despedido.
  • Si el alimento devuelto está acompañado de un líquido verdoso o sangre, debes consultar al pediatra.

¿Puedo hacer algo para evitar las regurgitaciones?

Hasta los seis meses, el bebé normalmente toma solo leche materna y suele estar tumbado, lo que facilita la regurgitación del alimento. La AEP considera que, para tratar de aliviar esta situación, “pueden ser útiles algunas medidas, como mantenerlo incorporado un rato después de comer y no acostarlo inmediatamente después de las tomas”(1).

Por otro lado, hacer eructar a tu bebé mientras se alimenta y al terminar, también puede resultar de ayuda. Como ya vimos en nuestra entrada ¿Cuánto y qué debería comer mi bebé?, no fuerces a tu pequeño para que coma más de lo que su cuerpo admite.

Si el pediatra lo considera necesario, podría recomendarte cambiar algunos elementos de la dieta de la madre mientras está dando el pecho. En cuanto a la alimentación de tu bebé, la AEP señala que los bebés con regurgitaciones que toman pecho “no precisan realizar cambios en la dieta, ni tampoco si toman biberón y por lo demás están bien”. También explica que hay preparados para alimentar a los bebés que contienen espesantes: “Se llaman fórmulas antirregurgitación. Al ser más espesas, es más difícil que las bocanadas lleguen a la boca, aunque no impiden que el reflujo se siga produciendo”(1). Recuerda que es el pediatra quien deberá aconsejarte la incorporación de este tipo de alimentos a la dieta de tu bebé.

El tiempo es tu aliado con las regurgitaciones

Así es, si tu bebé regurgita porque su esfínter esofágico todavía no está maduro —se trata de un reflujo gastroesofágico fisiológico—, el problema desaparecerá a los meses, cuando esta válvula ya haya aprendido a funcionar. Además, a medida que vayas incorporando a su dieta alimentos más sólidos, también irán disminuyendo las posibilidades de que estos vuelvan a la boca de tu bebé. Las regurgitaciones son muy comunes en los primeros tres meses de vida. A partir de los seis meses comienzan a disminuir y suelen desaparecer definitivamente entre los 12 y los 14 meses. Según la AEP, “no es preocupante que en algún momento parezca que las regurgitaciones vuelven a empeorar, sobre todo coincidiendo con infecciones u otras enfermedades. Esto es normal en la evolución del reflujo fisiológico”(1).

¿Y si se trata de una enfermedad?

En el caso de que el pediatra vea síntomas de que puede haber una enfermedad por reflujo gastroesofágico, podría solicitar algunas pruebas para diagnosticarla. Estos síntomas son del tipo de los que hemos señalado más arriba: pérdida de peso, vómitos acompañados de un líquido verdoso, irritabilidad ante las tomas… Si finalmente las regurgitaciones se deben a dicha enfermedad por reflujo gastroesofágico, el médico podría tratarla modificando la dieta de tu bebé o recurrir a medicamentos específicos que solo él puede prescribir.

A pesar de todo, recuerda que lo más habitual es que las regurgitaciones desaparezcan a medida que el sistema digestivo de tu bebé evolucione, sin mayor problema. El pediatra es tu mejor aliado para salir de cualquier tipo de duda.

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Referencias bibliográficas

  1. Reflujo gastroesofágico en los bebés [Internet]. www.aeped.es. [consultado el 19.02.2024] Disponible en: https://enfamilia.aeped.es/temas-salud/reflujo-gastroesofagico-en-bebes

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