Hoy en día ya nadie se atreve a poner en evidencia la famosa frase: “Somos lo que comemos”. Numerosos estudios avalan la importancia de comer de forma sana, y cómo el llevar una dieta equilibrada tiene un beneficio en la salud; y eso es algo que debemos inculcar a los niños desde que son pequeños. Nuestro objetivo debe ser que los pequeños entiendan que hay alimentos que les pueden gustar menos, pero que hay que ingerirlos porque son buenos para nuestra salud, como puede ser la fruta, las verduras, el pescado… que precisamente no se suelen encontrar en la lista de los alimentos favoritos de los niños; y sin embargo, otros como los dulces, o alimentos ricos en grasas y azúcares, que a los niños les suelen encantar, no conviene abusar de ellos porque no son sanos y a la larga, si los ingerimos en exceso, pueden causar problemas de salud, como obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares… Pero además también existe una relación entre la alimentación y el estado del ánimo, así, una nutrición desequilibrada reduce la energía y es causa de una mala salud, nos impide ser felices y disfrutar de la vida. No es posible disfrutar de la vida sin tener las energías necesarias para ello.
Por todo ello, debemos enseñar a nuestros hijos a comer sano, para ello podemos seguir los siguientes pasos:
- No olvidemos que los niños copian a sus adultos de referencia, que principalmente son su padre y su madre. Por eso, los primeros que deben de comer sano son los progenitores. Los niños no entienden que ellos tengan que comer una pieza de fruta, un pescado… si ven que sus padres no lo hacen. En las comidas que hagamos juntos, tanto padres como hijos deben de comer lo mismo. Y si por tema de horario, las comidas y las cenas no se hacen juntos, también deben de ver los mismos alimentos en los platos de sus padres. Sin olvidar que es bueno que observen que papá y mamá se llevan una pieza de fruta para comer a media mañana en el trabajo, que ellos también meriendan fruta…
- No asociar la alimentación sana a estar a dieta. Hoy en día es muy común hablar, por ejemplo, ahora que se acerca el verano de la “operación biquini”, que escuchen que su padre o su madre están “a dieta” para bajar peso… y sin querer, de esta forma, estamos asociando determinados alimentos, como las verduras, las ensaladas, cocinar a la plancha… con estar a dieta. Es importante cuidarse a lo largo de todo el año, de sobra sabemos que las dietas milagro no existen, y que tienen efectos adversos a largo plazo. Por eso los niños deben ver que comer sano es una opción saludable, que lo hacemos por nuestra salud, y que no solo se trata de estar a dieta para estar delgado.
- Comer sano puede ser divertido. A los niños desde pequeños les gusta sentirse mayores y colaborar con sus padres. Pidámosles que nos ayuden por ejemplo llevando ellos una pieza de fruta a la mesa, cuando crezcan un poco a ayudar a hacer la ensalada… o podemos colocar los alimentos de forma divertida en el plato, como, por ejemplo, formando una cara con las verduras…
- Una imagen vale más que mil palabras. Las fotografías de concienciación sobre la cantidad que azúcares que llevan cada alimento nos ayudará a que los niños entiendan por qué no hay que abusar de determinados alimentos preparados, como bollería industrial, refrescos…
- Solo tenemos un cuerpo y hay que cuidarlo. Este es el mensaje que queremos trasmitir a los niños, por eso es importante cuidarlo bien, hacer ejercicio, comer sano… para que los niños lo entiendan, tenemos que ir a ejemplos mucho más concretos, como cuando nos duele la tripa por no haber comido mucho, la garganta por beber cosas frías… incluso que se fijen en que algunas personas mayores tienen que llevar dentadura postiza porque se les cayeron los dientes…
- No te centres solo en los efectos negativos de los alimentos poco saludables, o utilices el miedo para que los niños dejen de comer determinados alimentos. Hay que informarles correctamente de los efectos del abuso de determinados alimentos, por ejemplo, a los niños sí que hay que decirles que, si merendamos todos los días bollería industrial en lugar de un bocadillo o fruta, tendremos una peor salud, podremos desarrollar obesidad… pero no induciendo miedo. Apelar al miedo no funciona como estrategia de cambio, pero anticipar los beneficios que tendrá nuestra elección de alimentos saludables, como, por ejemplo: “cogerás menos catarros, podrás correr más, aprenderás mejor en el colegio, estarás más contento” … nos ayudarán a aumentar la motivación y sobre todo a consolidar las conductas, siendo más probable que el niño pueda elegir en un futuro una alimentación sana.
¡Los pequeños cambios en los hábitos alimenticios y actividad física pueden tener un gran impacto en la salud de tu hijo, empieza ya, no lo dejes para mañana!
Silvia Álava
Psicóloga y Directora del área infantil Centro de psicología Álava Reyes