En cuanto empieza el buen tiempo y, sobre todo, a partir del momento en el que empiezan las vacaciones escolares, es habitual que los horarios de toda la familia se relajen. Las horas de sol abarcan más momentos del día, tenemos ganas de disfrutar del aire libre y las rutinas se modifican.

¿Qué pasa con nuestras rutinas de alimentación durante el verano y las vacaciones?

Lo habitual es que cambien un poco por esta relajación de todos los miembros de la familia, por las ganas de consumir otros alimentos o por las pocas ganas algunos días de cocinar.

Si durante el invierno y los días que siguen el ritmo del calendario escolar hemos hecho un “esfuerzo” por mantener una alimentación equilibrada y rica en productos naturales, durante el verano ¡no podemos perder el ritmo!

Seguir estos 9 consejos os puede ayudar a planificar un verano equilibrado y nutritivo para toda la familia:

  1. En primer lugar el agua es especialmente importante. Beber a menudo evita la pérdida excesiva de líquido debida al calor. Los niños más pequeños y los bebés no siempre saben pedir líquidos, así que hay que ofrecer agua –y en los más pequeños lactancia- más a menudo que en los meses fríos.
  2. Opta por comidas ligeras y frescas. Una buena opción pueden ser las ensaladas de pasta o arroz.
  3. Las frutas de temporada son una delicia. El melón, la sandía o el melocotón son sabrosos, dulces y refrescantes y pueden ser una opción tanto de postre como de tentempié, desayuno o merienda.
  4. Las verduras de temporada pueden utilizarse en cremas frías o como guarnición de cualquier plato. Los gazpachos y salmorejos son muy habituales en las mesas de verano.
  5. Los helados y sorbetes resultan muy apetecibles y ¡a los niños les encantan! Son muy fáciles de hacer en casa mezclando frutas, leches y yogures.
  6. A pesar de que es posible que nos hayamos olvidado del reloj, es recomendable no saltarse comidas y seguir determinadas rutinas, especialmente en los más pequeños.
  7. Las comidas más pesadas pueden sentar un poco peor debido al calor. Tradicionalmente se recomendaba a los niños no bañarse ni hacer ejercicio intenso tras las comidas, alegando que se iba a producir un “corte de digestión”. Lo que se conoce como corte de digestión, en realidad no tiene nada que ver con el aparato digestivo. Su nombre técnico es hidrocución y está causado por un cambio brusco de temperatura, que origina una alteración en el sistema cardiocirculatorio. Aunque es cierto que las comidas copiosas pueden favorecerlo, los cambios de temperatura causados por la inmersión en agua o el ejercicio físico intenso, suelen ser los causantes.
  8. Como siempre, pero más en verano, es importante lavar bien los alimentos, frutas y verduras.
  9. Asimismo, y en relación con la temperatura y para evitar la colonización por algunas bacterias, es necesario conservar la cadena del frío de los alimentos frescos (de la compra a la nevera).

Las vacaciones y la relajación de los horarios hacen que sea más fácil compartir el tiempo en familia. Aprovecha para realizar las comidas en familia y ¡disfrutad todos juntos de estos fantásticos momentos!

Dra. Amalia Arce

Dra. Amalia Arce

Pediatra y autora del blog “Diario de una Mamá Pediatra”

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