El verano es una época fantástica para disfrutar en familia. Sin horarios, sin prisa y… ¡sin rutina! Esta falta de rutina sumada a las altas temperaturas, la cantidad de actividades que hacen los niños y los días “improvisados” de vacaciones hacen que, la buena alimentación de nuestros hijos se pueda resentir durante esos meses.

Sin embargo, con estas sencillas pautas, conseguiremos que los niños sigan comiendo bien en verano, con una alimentación sana y adecuada que les aporte la energía y los nutrientes necesarios para no parar de divertirse en sus vacaciones.

  1. Los líquidos.
    Las altas temperaturas sumadas a la actividad incesante de los niños, hacen que el fantasma de la deshidratación esté más cerca que nunca en estos meses. Por eso es muy importante que estéis pendientes de que vuestros hijos beban el líquido suficiente para estar perfectamente hidratados durante el día ¡y durante la noche! Por supuesto la mejor opción es beber agua, pero si se aburren de ella también podréis hidratarles a base de zumos, limonadas o batidos que en algún momento del día serán mucho más apetecibles para ellos.
  2. Los horarios.
    Sabemos que estando de vacaciones los horarios son difíciles de cumplir, pero para los niños son muy importantes. No hace falta ser extremadamente estrictos con las horas, pero si es importante intentar que no se salten ninguna comida. Un desayuno importante, una comida sana y equilibrada, un tentempié a media tarde y una cena ligera son fundamentales para su correcta alimentación durante estos meses.
  3. Nuevos sabores.
    El verano es una época perfecta para introducir en su dieta nuevos alimentos y sabores. A partir de los dos años podréis probar a ofrecerles nuevas frutas y verduras de temporada, pescado fresco, marisco… el ambiente distendido e informal de las comidas veraniegas les motivará a probar nuevos alimentos que después podréis integrar en su dieta habitual.
  4. Precauciones.
    Debemos de tener ciertas precauciones con la alimentación de los niños durante estos meses. Son precauciones sencillas que sin embargo nos ahorraran muchos problemas.

– No abusar de los helados. Los helados son un clásico del verano y un alimento perfecto para los niños, pero en su justa medida. Solo a partir de los dos años y nunca más de uno al día.
– Evitar el consumo de mayonesas y salsas elaboradas con nata si coméis fuera de casa. Las intoxicaciones alimenticias en un niño pueden llegar a ser mucho más graves y problemáticas que en un adulto.
– No olvidar las frutas y verduras. El cambio de lugar, de rutina y de alimentación puede producir estreñimiento ocasional en los niños por lo que es importante que no olvidemos darles su ración de frutas y verduras diaria para que tengan el aporte de fibra adecuado y eviten el estreñimiento durante las vacaciones.
– Respetar las digestiones. Un corte de digestión puede llegar a tener efectos graves, incluso la pérdida de conocimiento. Por eso os recomendamos que, como bien nos decían nuestras madres, después de comer hagáis un descanso de al menos una hora sin bañarse y sin hacer actividades demasiado movidas.

En definitiva, no debemos olvidar que aunque estemos de vacaciones, una alimentación sana y equilibrada es fundamental para los niños durante todos los meses del año y ahora especialmente, ya que debemos estar muy pendientes de su correcta hidratación y de que tengan el aporte necesario de vitaminas y nutrientes ¡para disfrutar a tope de su verano!

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